jueves, 31 de marzo de 2011

El comercio de Monterrey.




Mi abuelo Julián durante toda su vida laboral regentó un negocio de ultramarinos. Su padre, mi bisabuelo, lo fundó en los años 20 y mi abuelo con motivo de su jubilación lo cerró en el año 1998, fueron casi 80 años donde las cosas eran muy distintas a como lo son hoy.
La principal diferencia era el trato muy personal que tenían con sus clientes, la relación llegaba a ser casi familiar y no como hoy en día donde todo es mas impersonal.
El poder adquisitivo de los clientes era mucho mas bajo y productos que hoy son habituales en aquella época prácticamente no se comercializaban como yogures, zumos, chocolate... Era habitual que se vendiera "fiao", que significa que los clientes compraban los productos y pagaban cuando cobraban sus sueldos o sus cosechas.
Recuerda que por ejemplo el aceite se vendía a granel, las botellas de refresco eran de envases retornables, incluso el insecticida se servía en botes a medida.
No existían productos de charcutería y congelados y ellos mismos realizaban matanzas de cerdo y comercializaban todos sus derivados, chorizos, salchichón, panceta, llegando a matar 30 o 40 cerdos en un día.
Mantener el negocio exigía un gran sacrificio con muchas horas detrás del mostrador durante todos los días del año, sirva como ejemplo que mis abuelos en toda su vida laboral solo disfrutaron de una semana de vacaciones en el año 1974.
Ahora mi abuelo se queja que después de mas de 40 de cotización y mas de 50 trabajando la pensión de la Seguridad Social es sumamente baja, no guardando proporción con todo el esfuerzo realizado durante tantos años.
Realizado por: Teresa Monterrey